lunes, 25 de julio de 2011

Sangre de su sangre

A veces vivir resulta difícil. Pero lo hacemos. También convivir puede resultar difícil. Pero lo hacemos. Y lo hacemos no sin dejar lágrimas por el camino. Lo que resulta realmente difícil es entender lo que pasa por la cabeza de una persona para que asesine a sangre fría a casi un centenar de personas. Y más verle en las fotografías con cara de satisfacción. Se ríe y sonríe. Es la necrosis que fosiliza el pensamiento impidiendo un brote de humanidad en el ideal de su Yo. Supongo que todos tenemos una zona oscura en el cerebro que solo la iluminan los estímulos que tocan los instintos incoercibles creando sensaciones vibrantes, riesgosas, perturbadoras... Supongo, y solo supongo, que hay gente que no es capaz de llevar en su íntima molécula psíquica la simiente, genética o no, en el ideal de su Yo. Lo cual puede conturbar la formación de la estructura de ese Yo ambivalente que desparrama por el suelo sus instintos más salvajes. Irrefrenables insititos salvajes. Noruega clama justicia mientras una ciudadanía sumergida en sangre de su sangre no entiende nada.

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